Sin embargo, nos empeñamos en darle emoción al partido y el segundo cuarto fue claramente para Unamuno (8-15), que, gracias a su presión en todo el campo, consiguió que incurriéramos en numerosas pérdidas de balón, producto de nuestra precipitación.
En el tercer cuarto recuperamos la serenidad y, con un juego tranquilo y fácil, ampliamos nuevamente la ventaja por encima de los diez puntos, pudiendo acabar el partido cómodamente.
El partido sirvió como despedida de la competición oficial de Luis, curiosamente jugando contra su sobrino. El manteo al final del partido trajo consigo graves consecuencias en forma de dolores de espalda para todos los que intervinimos.
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